jueves, 11 de agosto de 2011

Presiones embarazosas

           No sé si soy una feminista extremista, que clama por la igualdad de género y el derecho de la mujer a elegir lo que es mejor para ella sin ningún tipo de prejuicios, o presiones externas, por supuestos patrones establecidos por quién sabe quién, (¿será  que caigo en el cliché de llamarlo “sociedad”?), pero la verdad es que pensaba que aquello de que el único propósito de nuestra existencia, o la única meta “permitida” para nosotras es reproducirnos, había quedado en el pasado, apoyado en el hecho de que cada vez es más tardía, en edad, el momento en que algunas deciden ser madres.

No juzgo en lo absoluto a quienes ya gozan de esa etapa, que lógicamente toda mujer quiere experimentar, puesto que somos las privilegiadas con el don de traer vida a este mundo. Pero por lo visto, todavía queda una gran cantidad de retrógradas esparcidas por todos lados, quienes sí no tienen reparo alguno en juzgar, empeñadas en hacerle la vida miserable a aquellas que han estado más ocupadas tratando de crecer primero como individuos, aplazando ese momento para cuando realmente se sientan preparadas no sólo para ello, sino también en otros aspectos.