Hablan de cuánta ropa de marca se compran, cuando no tienen ni para hacer mercado, dicen a cuántos países tienen planificado irse este año, cuando falsificaron una constancia de estudios para poder pagar pasaje estudiantil en el transporte público, alardean de a cuántos conciertos irán, cuando tuvo que empeñar el equipo de sonido para poder pagar el recibo de la luz.
Situaciones como éstas hacen preguntarse ¿Cuál es el objeto de vivir de apariencias cuando no tienes con qué costearlas?, ¿Qué ganan con hacerle creer a los demás lo que no es?, a lo que no puedo evitar pensar que están tan enclaustrados en esa burbuja de fantasía que se construyeron para sí mismos, que no notan lo evidente de sus reales condiciones, a la vista de todos los que les rodean y para los que precisamente se esfuerzan en hacer ver lo contrario.