Día de San Valentín, día de los enamorados, día del amor y la amistad, no importa cómo lo denomines, esta fecha ha sabido colarse en nuestro almanaque para bien o para mal, queramos o no, por mucho que algunos digan que es “un día como cualquier otro” (creo que esos son a los que precisamente les afecta más). Pero, ¿Qué es lo que tiene de especial o de terrible este día?, no se sabe exactamente, no obstante, me es posible describirle algunas situaciones que se pueden observar con facilidad.
La ciudad se vuelve un tanto agitada, con una similitud al alboroto de las fiestas navideñas, pero con la diferencia que verás una cantidad impresionante de vendedores de rosas en los semáforos, los buhoneros se recargan de peluches y arreglos con papel celofán, siendo lo más resaltante las interminables colas para ingresar a los moteles, hoteles y derivados (de acuerdo al presupuesto), sin dejar de lado a las que se arman para entrar a las salas de cine o simplemente cenar, así sea una hamburguesa.
La bandeja de entrada de tu mensajería móvil se inunda de poemas y cadenas de hasta personas que tenías tiempo sin recibir ni un “hola”. Al final, por mucho que digan que es de la “amistad” también, se resume a si tienes compañía o no, así tengas como cinco años sola, este día en particular lo sentirás aún más, haciéndose largo y casi interminable, mientras que para subirte un tanto el ánimo repetirás como mantra que eso es puro “comercio”, o dirás cosas como que “el día del amor no es uno sólo, son todos los días”, algo completamente cierto, pero que a fin de cuentas a nadie le importa porque no sólo de seguro ya tienen su dosis de amor diario, sino también, igual quieren recibir su regalo (hay algo en los obsequios que nos hace sentir sumamente importantes).
Existe asimismo, aquellos que tienen una relación, sin embargo, no sé si es cuestión de casualidad, karma o por hacerlo más interesante, siempre unos días antes de fechas significativas para ambos; entiéndase cumpleaños, aniversarios, navidad y evidentemente el día de los enamorados, ocurre algo que los hace discutir y quizás hasta terminar la relación. Tal vez, viene siendo una especie de prueba subconsciente (¿o consciente?) a ver si su orgullo le deja acercarse nuevamente para celebrar juntos una vez más, puede ser que como todas las reconciliaciones tienen ese toque especial, es una buena manera de pasar esas fechas en “plan de reconciliación”. Si el rompimiento es definitivo, lamentablemente le espera un buen despecho, así se mantenga ocupado, en algún momento se topará con alguien que se lo recuerde, no olvide que este día las “parejitas felices” vagan por las calles.
Como no todo es malo, están los que simplemente se disfrutan su día, amargándole sin querer estas 24 horas a los solitarios, quienes sacan a relucir toda la “cursilería” que nunca pensaron que llevaban dentro, sin importar si siempre la pasan bien juntos y que no es necesario celebrar algo para que así sea, simplemente quieren hacer del día algo especial para el objeto de su afecto por más sencillo que pueda resultar.
En fin, es mejor no luchar contra la corriente, así digan que esta celebración fue inventada por los comerciantes de tarjetas, flores y chocolates para vender más, si es de esas que le tiene la guerra declarada a Cupido, si está sola o acompañada, si cree o no en la tradición, el punto es que por mucho que le moleste igual será el tema del día, contagioso hasta para las que se confiesan alérgicas al asunto; o sea de aquellos que se llenan la boca afirmando su; podría llamarse, “originalidad” porque “no son del montón” (según ellos nunca siguen a las masas). Créame cuando le digo que pensará distinto una vez que se tope con ese ser especial; es por ello que así no quiera (puede cerrar los ojos si gusta), les deseo un feliz día de San Valentín a los tradicionales, un feliz día del amor y la amistad a los solitarios y por supuesto un feliz día de los enamorados a los que realmente lo están.
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