lunes, 29 de noviembre de 2010

Metamorfosis navideña

Se acerca diciembre y con él todo ese aire de renovación que trae consigo, esa sensación de que estamos a punto de cruzar una meta, tan es así que creo poder tomarme el atrevimiento de decir que pasamos once meses planificando los últimos treinta y un días del año, cual si fuese la oportunidad para hacer y cambiar lo que bien podríamos hacer en los 334 días previos, como que si a partir de ese momento nos dan carta blanca para hacer las mil y un locuras.
            No sé los caballeros, pero por este lado tenemos una facultad tremenda para cambiar el real significado de las festividades decembrinas, esa complejidad que nos caracteriza, hace que le agreguemos unas cuantas particularidades, convirtiéndolas en mucho más que sólo pensar en buenos deseos. Algunos las esperan para beber, o para comer, otras para deprimirse, mientras que otras lo hacen para lucirse como nunca. Éstas últimas, empiezan por hacer dieta rigurosa, si el presupuesto les da se inscriben en un gimnasio para que les quede mejor esa ropa con la que tienen tiempo imaginándose, sin importar que los escasos cinco kilos que perdieron en seis meses, los vayan a recuperar con creces en ese mismo mes, al parecer sólo los bajan para hacer espacio para los que aumentarán.
             Las razones varían de acuerdo a qué tan acontecido estuvo el año, podría ser tan simple como desquitarse de lo mal que salió en el álbum de fotos familiar de la navidad anterior, ya que las fotografías son ideales para darnos cuenta que nuestros gustos en la ropa no siempre nos favorecen, hasta nos ayudan a entender porqué por dónde pasábamos la gente murmuraba, (si, estabas sorprendente…sorprendentemente mal vestida).
            Por otro lado, puede que en el transcurso de una navidad a otra se quedó sin su pareja, y si fue a usted a quien le dieron carta de despido, hará todo lo posible y más por hacer que el infeliz se arrepienta al sólo verla, si la dejó por otra, el esfuerzo será hasta triple, por las irremediables comparaciones que saldrán a relucir, necesita salir ganando. En este caso, su momento estelar será cuando lleguen los abrazos por el nuevo año que ha arribado, es ahí donde se armará con todo su equipo de seducción para ver si ese segundo de cercanía puede convertirse en un retorno inminente. Consejo, procure no caerse.
            Si fue usted quien despachó a su “media naranja”, su artillería estará preparada para hacerle ver que ya estás fuera de su alcance, hasta para que piense que eres demasiado para él, sin embargo, como toda mujer que se respete, eso no quiere decir que se molestará si la intenta buscar, así usted ya no esté interesada en volver con él, el simple hecho de tenerlo en plan de persecución es suficiente para sentirse satisfecha, puesto que significaría que todo su esfuerzo dio resultado.
            Cuando no se trata de conquistas, sino de competencia, (algo que forma parte de nuestra naturaleza, tanto que no necesita justificación lógica), todo gira a descuartizar a críticas a todas las que le pasen por el frente, a aquellas que están en el mismo plan que usted pero con un gusto menos sofisticado (a su criterio claro está), para matar de envidia a la vecina que se le pasa inventando chismes de usted, quien le lleva mejor que su balanza el conteo de kilos que has subido o bajado. También sirve para echarle en cara a esa prima que no le agradas (y viceversa) que tuviste más suerte en la repartición de genes que ella, sólo le aconsejo no llevar las cosas muy lejos y terminen ambas intercambiando regalos con los policías, por la trifulca que armaron después que “accidentalmente” derramaste sangría en el vestido blanco de ella.
            Quizás sonará superficial esa manera que tenemos de darle un vuelco total al significado de las celebraciones, pero todo depende de las circunstancias que nos rodean al llegar ese momento; pero, algo que no nos podrán quitar jamás (y creo que sólo nosotras lo entendemos), es esa capacidad que tenemos para hacer de las cosas más simples, toda una novela, para colocarle un trasfondo cantinflérico a lo que se supone una fecha cargada de alegría y regocijo con los seres queridos.
 Finalmente, eso tampoco me quitará a mí la potestad para desearles a todas unas festividades felices, llena de prendas que resalten su figura, una dieta efectiva que oculte por un mes el sobrepeso que llevamos a cuestas, una buena capacidad pulmonar para esconder la barriga (que no pudimos quitarnos con miles de abdominales) con efectividad, tacones que no las hagan trastabillar al pasar frente al objeto de su aprecio (mucho menos de la nueva novia de él), peluqueros que no le dejen la cabeza cual nido de pájaros y maquillajes que perduren intactos en el rostro, sin hacerlas parecer rockeras trasnochadas; son los mejores deseos que pueden recibir ¿o no?.

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