lunes, 1 de noviembre de 2010

“Dame dos de silicón para llevar por favor”

En estos días revisando qué había de nuevo en twitter me conseguí con una promoción publicada por un local nocturno de mi ciudad, donde decía que todas las que asistieran estarían participando por unas prótesis mamarias, el anuncio decía entre otras cosas que esa noche mientras disfrutaras del 2x1 en bebidas nacería una nueva “pechugona”. A pesar de saber que en la actualidad la gente ve una operación de senos tan sencillo como ir a comprar zarcillos que combinen con un atuendo, no podía evitar quedarme totalmente perpleja ante tal banalidad.

            Me imaginé la cantidad de niñas emocionadas por sólo pensar que podrían ser las ganadoras de las tan ansiadas prótesis de silicón, dejando en evidencia ingenuidad (¿o ignorancia?), al ver una intervención quirúrgica de una forma tan sencilla como ganarse una rifa por un televisor, sin pensar en ningún momento los riesgos en los cuales se incurre en estos casos, mucho más probables cuando te los ofrecen cual kilo de plátanos.  En sí, no las culpo del todo, ya que hemos crecido en un lugar donde nos achacan el bendito eslogan de “el país de las mujeres bellas”, puede tener cierta presión si realmente te dejas llevar por ello, y no descubres a tiempo (o nunca) que no vale la pena poner en riesgo tu salud sólo para complacer a los demás.

            No tengo nada en contra de la cirugía plástica, siempre y cuando lo hagas por complacerte a ti, mejorar una imperfección o una inconformidad, o hasta reconstruirte luego de un accidente, enfermedad o embarazo (a mi parecer la más válida), sin embargo, es casi imposible que no haya influencias externas en tu decisión de ponerte bajo un bisturí, puesto que nada más por el simple hecho de hacerlo por un detalle físico, ya se sabe que existen (más aún sabiendo que cuando aceptas tu cuerpo no sentirás que lo necesitas). Digo esto porque es precisamente el físico el cual está a merced del escarnio público, es lo primero que ve todo aquel que se topa contigo, es por ello que esa afirmación de “lo hago para sentirme bien conmigo misma”, está aún en tela de juicio, porque puede ser en realidad un “lo hago para sentirme bien frente a los demás”.

            Es difícil entender que un cuerpo extraño pueda ayudarte a ser mejor persona, reitero en que no hay nada de malo en mejorar nuestra imagen, pero no apoyo el hacerlo para “conseguir un trabajo en el mundo del espectáculo” (cuando leí en un foro online estadounidense que las famosas operadas no son consideradas glamorosas sino estrambóticas), “para ver si me consigo a un tipo con real (o simplemente me vea alguien)”, “para que mi foto de perfil en el facebook llame más la atención”, “para que no me reboten en las puertas de las discotecas”, “para que mi ex se arrepienta de haberme dejado” (dudo que la hayan dejado por falta de senos…y de ser así ¿qué hacía con ese tipo en primer lugar?); “porque todas mis amigas se las hicieron”, o “para ser popular”; éstas son todas razones para que NO se someta a ese cambio, puesto que es evidente que lo único malo que usted tiene está en su cabeza.

            El problema es su falta de seguridad y amor propio (y hasta su extrema superficialidad), esas deficiencias no creo que consiga corregirlas en ningún quirófano, de hacerlo bajo aquellos preceptos, le aseguro que su aspecto se convertirá en su obsesión, siempre se conseguirá detalles qué arreglar y pasará de querer que todas la idolatren sólo por tener par de flotadores en el pecho, a considerar si la gente a su alrededor la toma en cuenta sólo por eso (es triste pero si pasa) y es ahí donde esa renovada autoestima volverá al fondo. Además, no sé usted, pero a mí me suena un tanto patético que la gente te quiera sólo porque luces como actriz porno, eso quiere decir, que de no ser por eso ¿serías un cero a la izquierda para los que te rodean?. Y en cuanto a estos, se debe ser inmensamente estúpido para considerar a alguna mejor que otra sólo porque está rellena de silicón (la simple afirmación me parece absurda).

Cuán distinto sería si esa energía que dedicamos a lucir impecables la enfocáramos también en ser mejores individuos, de nada sirve tener un look de infarto, si nuestra personalidad es desdeñable, o cuando abrimos la boca es para bostezar porque no tenemos ni tema de conversación con un mínimo de profundidad, ya que lo único que leemos son las calorías que tienen los productos y lo que vemos en televisión son los programas de súper transformaciones físicas. No te pueden argumentar la influencia de un núcleo familiar estable en los índices de delincuencia en el país, pero saben de memoria los tipos de prótesis que existen en el mercado. Sin olvidar, aquellas que no sólo lucen como extra de película de adultos sino que se expresan como tal, el bisturí no adhiere clase.

 No obstante, he podido ver como algunas, obviamente las que no entran en esa terrible categoría, quienes no se han olvidado que la mente también hay que ejercitarla, a veces tienen que luchar para demostrar ese equilibrio, debido a que las prótesis ya se han ganado la fama de ser excelentes para disimular que tu cerebro está sin estrenar, porque distrae la atención; así que se ven en la tarea de mostrar que su cambio no va en detrimento de su inteligencia (si, al final todo es cuestión de prejuicios y complacencias).

Muy pero muy lejos estamos de una realidad en la que los cirujanos ofrezcan en su “menú”, cambios de actitud, injertos de amabilidad, masajes para el carácter, inyecciones de inteligencia o prótesis de personalidad, pero siendo realistas eso está es en nosotras, mientras sigamos con prejuicios por el físico tanto nuestro como el de las demás, eso mismo es lo que vamos a recibir; ya que si para ti no es primordial si tu cuerpo le agrada o no a otros (al final no es tu busto el que articula palabras, además te tiene que agradar es a ti), siempre que tu trato para con ellos sea respetuoso, estos a su vez tampoco te definirán por cómo luces sino por quien realmente eres. Es que el fondo de todo está en comprender que si quieres un cambio como éste, ¡Bien, hazlo! cada quien es dueño de su cuerpo, sólo que si te someterás a algo tan radical, debes hacerlo por las razones correctas y sin olvidar nutrir el alma y el intelecto (al pasar el tiempo es lo único que te quedará), para no ser un pitillo más del montón (plástica por fuera, vacía por dentro), puesto que no importa cómo luzcas, siempre serás un reflejo de lo que tienes dentro de ti.

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