Existen decenas de dichos acerca del interés y las personas que no pueden evitar interponerlo en sus relaciones con los demás, son obvias las razones para que esto suceda, el esperar obtener algo a cambio a corto, mediano o largo plazo, como si el tiempo compartido con ellos viene con precio marcado, más cuotas de pago. Sus clasificaciones varían, dependiendo de la situación que los rodee y del elemento que desean conseguir, es por ello que me parece pertinente categorizarlas por dichos elementos, como ya he hecho en artículos anteriores, a modo de guía de reconocimiento.
Dinero: El más común, en especial en las relaciones de pareja, aquellas o aquellos que se buscan a una media naranja que les sirva de cajero automático, inmobiliaria y concesionario; la facilidad que otro te proporcione todo lo que anhelas al parecer es una opción tentadora para algunos. En cuanto a las “amistades”, entran en este lote aquellos que se buscan amigos con dinero, a los cuales él sabe que puede pedirle para cualquier situación (nunca son realmente importantes), no le dirán que no; eso si estos a su vez son desprendidos, casi siempre dependerá de la cantidad y frecuencia con la que el interesado les llene de halagos el ego, de no ser por ello, no creo que logre mucho. Casi siempre se reconoce porque a sus amigos menos favorecidos económicamente no los enarbola con tanta intensidad (obvio ¿no?).
Bienes: Lógicamente guarda estrecha relación con la opción anterior, pero es digna de tener su propio espacio, ya que muchos subestiman el poder “atrae interesados” que tienen los objetos, sonará materialista, pero esa es la característica insigne de ellos. Por ejemplo, si tienes carro, te convertirá en su chofer, tanto para sus diligencias, como para salir los fines de semana, asume de entrada que el tener carro es un pase directo a todos los eventos que se den en la ciudad; de tener gustos iguales en cuanto a música, el día que esté pautado algo referente a ello será el primero en buscarte para “ir juntos”. Ese en sí es el más resaltante y se aplica para otros recursos como videojuegos, artículos de belleza, ropa, zapatos, entre otros artículos que le puedan ser de utilidad, pero por los que no está dispuesto a pagar.
Ocupación: En este caso, el interesado (a) cree que de acuerdo al sitio dónde trabajas o a la actividad económica a la cual te dediques te convierte en un proveedor al que se le puede sacar mucho provecho. Si laboras en una empresa alimenticia, serás su supermercado, si es en una automotriz, serás su concesionario, si es farmacéutica, evidentemente te convertirá en su botica, si eres músico u organizador de eventos a los que "el interesado" acostumbre ir, se convertirá en tu fan número uno, mientras le consigas entradas, o en su defecto lo dejes pasar gratis (al final la idea es no dar ni un centavo por ello). Por su aprovechada mente jamás le pasará que en tu casa también necesitan la cesta básica, medicinas y que estás esperando tu cupo para salir del cacharro que te ha llevado a la oficina por años, o que de las ventas de entradas al evento donde participas, sale tu sueldo. Cuando el miembro del “club por interés” está en busca de empleo no perderá oportunidad de pedirte que lo ayudes a entrar a trabajar donde estás tú, como que si no te ganaste tu lugar por mérito propio e ingresaste sin favores de por medio.
Estatus: Si eres un individuo que goza de cierto reconocimiento por lo que haces, como por ejemplo modelo, empresario, músico, deportista o cualquier otra profesión siempre y cuando seas exitoso; tendrás no uno, sino a varios siguiéndote cual sombra tratando de adquirir un poco de estatus a costillas tuyas. Para este tipo de interés, es muy común creer que el hecho de que alguien sea “genial” te hace a ti genial; o simplemente son tan vacíos que el ser etiquetados como “el amigo de…” les satisface a niveles insospechados, con eso les basta para sentirse realizados, porque es más fácil que trabajar para construirse su propia reputación, por lo cual nunca dejarán de ser unas simples sombras. Mientras que la persona a la que le succionan el estatus, en ocasiones no lo note porque está envuelto en un halo de adulaciones, cosa que de seguro le gustará, aunque puede también suceder que llegue el momento en el cual “sus botas se cansen de ser lamidas”.
Creo poder decir con entera confianza y sin miedo a equivocarme, que todos conocemos uno, tal vez su interés no sea por ti, pero seguro te busca cuando le puedes servir en algo o cuando le esté dando un descanso al pobre a quién atosiga (si no fue éste quien se deshizo de él primero), si su norte apunta hacia otro, y en dado caso no te lleves bien con ese otro o seas tú quien no le agradas, lo más seguro es que “el interesado” te saque del panorama, ya que te convertirías en su obstáculo, podrías transformarte en la manzana de la discordia entre sus aspiraciones y él, y eso es algo que el individuo en cuestión no puede permitirse.
Es deprimente cuán bajo pueden caer algunos por interés, tal vez lo hacen a conciencia, quizás no, pero lo importante es no convertirse en uno de ellos y si eres tú la meta, recuerda que una cosa es no ser egoísta y arrogante, además de compartir tus éxitos con quien quieras (no sirven de nada sin tener a alguien para disfrutarlos), pero otra es dejar que las personas se aprovechen de lo que con tanto esfuerzo has logrado, muy bien pueden ellos hacerlo también ¿no te parece?.
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