lunes, 20 de diciembre de 2010

Querido niño Jesús…

Querido niño Jesús, primero quiero darte las gracias por hacerme bajar nueve kilos en tres meses, así haya sido en contra de mi voluntad, para esta navidad (y si es posible el resto de mi vida) espero no recuperarlos.  No te pido un novio, pero si tener a alguien que me acompañe más o menos para el segundo semestre del año, por aquello de que mi cumpleaños es en septiembre y eso significaría un regalito seguro.
Como miembro honorario de la tasa de desempleo del país, creo que sabemos muy bien que en la lista está ese empleo que tanto necesito, por favor, no dejes que mi currículo siga cayendo en manos de gente que siente que en vez de estar contratando a una persona competente, está dejando entrar a una potencial competidora, dejándome por fuera de una posible elección; si no voy a seguir pensando que fui engañada vilmente en la universidad con aquello de “tú eres de las buenas”.
Asimismo, me gustaría que dejes de estar trayendo a los cantantes que me gustan a dar conciertos que no puedo pagar. Por otro lado, quisiera que en las conversaciones familiares se limiten los temas políticos a su mínima expresión, por aquello de la polémica y momentos incómodos para uno de los bandos, aunque pensándolo bien si logras que esas divisiones ideológicas pasen a la historia, sí que sería un milagro.
Te pido que mis amigas, conocidos y uno que otro extraño me sigan proporcionando ideas para escribir cada semana, que no dejen de incluirme en las conversaciones o se priven de contarme sus experiencias más bizarras por el miedo de que el siguiente lunes protagonicen un párrafo de mi artículo. Que la gente siga siendo tan particular y digna de dedicarle unas palabras, porque definitivamente el ser humano es tan variopinto que proporciona infinidad de material.
Dame la paciencia necesaria para lidiar con cajeras, panaderas, camioneteros, colectores, taxistas, aprendices de farmacia, buhoneros, vendedores ambulantes y uno que otro familiar que me pueda sacar de mis casillas con su actitud despreciable para con los demás. Por favor, evítame lo más posible el riesgo a ser atracada, si no se puede (lo sé, es difícil), dame el don del silencio para que no termine tres metros bajo tierra por insultar al miserable que me está quitando lo que tanto me costó tener, y lo mande entre otras cosas a trabajar porque eso si es ser hombre, no esperar como los parásitos que los demás pasen su día luchando para poder tener hasta lo más básico para que venga él, sólo por tener un arma, se crea con el derecho a arrebatártelo.
Por último, sigue manteniendo a los que valen la pena cerca y alejando aquellos que no aportan nada bueno, en eso has venido haciendo una muy buena labor, aprovecho de darte las gracias. Espero que quienes me toque conocer en el año que se acerca sean tan maravillosos como los que me pusiste al frente en éste que termina. Para que no digas que soy “yoísta”, pues si cúmplele los buenos deseos a mis seres queridos y a los no tan queridos también, si por casualidad tienen uno que otro anhelo que no sea tan bueno hazte el que no escuchó nada.
Entiendo que no soy la única que te pide algo y que en esta época del año son muchos los niños que andan detrás de ti, pero si puedes hacer algo con lo que te expuse sería genial, si no, hagamos el mismo trato de siempre: “dame fuerzas y motivos para levantarme en las mañanas…y razones para soñar por las noches” ¡Estamos hablando!.

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