¿No han sentido alguna vez que están en un lugar donde no cuadran, como que si no pertenecen ahí?, como creo se sentiría un rockero en un concierto de vallenato. Exactamente así me siento yo al usar el transporte público, es una especie de castigo cruel por algún pecado y me toca pagarlo con todo el peso de un karma. Es la combinación de todas las cosas más desagradables de este mundo, puedes encontrar toda una variedad de razones para odiar a este mal necesario:
· Siempre hay alguien cuya higiene personal es bastante cuestionable, probablemente eres de los que atraen todo lo que no les gusta, así que no te sorprendas si se te sienta al lado.
· No sólo se transportan personas, sino sus gérmenes, porque a algunos no les enseñaron a taparse la boca al estornudar o toser (la brisa caliente con olor a saliva seca que pasará cerca de tu nuca, no es la mejor forma de comenzar ni de terminar un día de completo estrés), ni les dijeron cuán desagradable es jugar con sus secreciones nasales y el dejarlos estampados en los tubos que sirven para no caerte cuando el chofer compita con uno de sus “colegas”.