lunes, 17 de enero de 2011

Odisea bancaria


            Ahora tener que ir al banco exige una preparación comparable a un viaje para acampar en la montaña, pero con la gran y notable diferencia que no tiene la emoción del contacto con la naturaleza, ni el rato de esparcimiento, en su lugar se trata de lidiar con el tráfico, las interminables colas, la pantalla donde nunca aparece tu número para ser atendido, el miedo a ser atracado en el camino, entre otros factores que van estrechamente ligados a la transacción a realizar.
            No importa a qué vayas, tendrás que madrugar, aunque llegues tres horas antes de que abra la entidad siempre habrá otro que llegó primero que tú. Una vez abierta la agencia, si es por números, misteriosamente parece que los dígitos que conforman el tuyo no están dentro del sistema de la pantalla, porque aparecen todos menos el que te tocó. Si es por orden de llegada una vez que estés cerca de ser atendido hacen acto de presencia toda una cuadrilla de mujeres embarazadas y ancianos, quienes como todos sabemos pasan primero, cosa que hay que respetar además.
            Por cada veinte personas hay un cajero y como la Ley de Murphy es la que aparentemente rige el sector bancario, a usted le tocará el empleado nuevo que para cada transacción llama a la gerente para que le vuelva a explicar cómo es que realiza el proceso, o cuando al fin lo van a atender la cajera le da una señal de “alto” porque va a almorzar o terminó su turno y procederá a cuadrar caja para que sea atendido por otro. Si vas para utilizar algún cajero automático, seguramente quien está delante de ti nunca se habían topado con uno y por primera vez lo usará, eso te asegura minutos de espera, mientras al susodicho lo ayuda hasta el vigilante, para sólo pedir saldo.
            Hay un caso que me es muy familiar, el cual me ofreció toda una nueva perspectiva de esas nefastas visitas al banco, cuando tienes que llevar a tu abuela a cobrar la pensión, pasas a ser el centro de atención por diversas razones, si te pones con ella a hacer la cola de la tercera edad, escucharás los comentarios (no les importa si los escuchas y creo que esa es la intención), donde aducen que no tienes consideración alguna con la pobre señora que deberías tú hacer la cola sola y ella estar descansando en una de las sillas.
            Pero, si haces eso, y esperas que sólo falte una persona para llegar a caja y buscar a tu abuela, entonces durante ese lapso se preguntarán qué hace una persona tan joven en la línea preferencial, cuando notan o les dices que estás ahí mientras tu abuela espera sentada (en ese momento en tu mente suena un estruendoso “entrépito”), te tocará escuchar lo desnaturalizada que eres porque la viejita ya no está para andar en esas diligencias, y tú como ser pensante que se supone que eres, deberías cobrar su pensión sin que ella mueva un pie de su casa.
            Si optas por esa opción, el cajero te dirá que no importa que le entregues la fe de vida correspondiente en original, copia, ampliación y reducción, porque de estar viva debería ser ella quien esté ahí, no tú, al mismo tiempo, quienes están detrás de ti susurran que seguramente es que le estás robando el dinero a la inocente quien quizás ni sabe que estás tratando de sacarlo. Es decir, no creas que por hacerle ese favor a tu abuela en cualquiera de sus formas, eres todo un nieto ejemplar, no, para los demás siempre serás un inconsciente, desvergonzado que no piensa en su bienestar, como que si para ti tener que hacer pasar por ese viacrucis al ser que más adoras en este mundo, es divertido.
            En resumen, no importa las razones que te obligan a vivir la agonía que es ir a un banco, si es por ti o por un familiar, si es por necesidad o por costumbre, es la mejor manera de comenzar el día si quieres llenarte de ira y aprender un poco sobre lo detestable que podemos ser los humanos los unos con los otros, sin pensar en sus condiciones reales, porque al parecer ese es el método más usado para que cada quien drene su propia frustración de tener que pasar por la odisea bancaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario