lunes, 31 de enero de 2011

Amigos de bolsillo

            Siempre me he preguntado ¿por qué la falta de reciprocidad en las acciones de la gente?, ¿por qué nunca obtienes de los demás lo que ellos obtuvieron de ti?, y no me refiero a hacer las cosas con un interés de por medio, sino que a veces no está de más recibir lo que damos. Señalo en sí a las diferentes especies existentes, que nos hacen arrepentirnos de no decir “NO”; los cuales les describiré a continuación, sé que al final del artículo al menos uno de ellos se les ha cruzado en el camino y a aquellos que se les presentó uno siendo la combinación de todos, mis sinceras condolencias.
El prestamista: su nombre no se debe a que te preste algún tipo de bienes o servicios, al contrario, este ser es de esos que no puede estar sino pidiéndote algo, de hecho cuando recibes un mensaje o una llamada de su parte te comienza a doler el bolsillo, y temes por todos los objetos que tanto te ha costado tener, desde tu ropa hasta los cds, que aunque quemados, tienen grabados una selección que sólo tú y tu paciencia descargando archivos pudieron lograr. Lo peor del caso no es que te pida prestado hasta la ropa interior, sino que para que te devuelva las cosas tienes que hacer vigilia en la puerta de su casa, y si tienes la suerte de conseguirlo, lo más seguro es que no lo haga en las mismas condiciones en los cuales se lo cediste temporalmente, en pocas palabras, regresa a ti casi inservible. Característica principal: cuando por cosas de la vida eres tu quien necesita algo prestado de él, seguramente te invente una excusa para no hacerlo, si te lo da a regañadientes no habrás llegado a tu casa cuando ya lo tienes en la puerta preguntándote “¿ya lo usaste? es que lo necesito”.
El deudor: a éste te recomiendo que no lo tomes en cuenta si quieres entrar al negocio de ventas a crédito, es la razón por la que muchos sufren en el intento de hacer un dinero extra, mejor conocido como “el mala paga”. Este individuo desagradable puede pasar meses debiéndote la franela que le vendiste con tanta confianza, se molesta si le cobras, algo ilógico porque si no le gusta entonces debería evitarlo, ¿cómo?, cancelando a tiempo. Es tan cínico, y hasta egoísta, que no se le ocurre pensar que no vendes a crédito por hobbie, sino debido a que necesitas una entrada extra de dinero, además que evidentemente te costó una considerada inversión, así que lo mínimo que deberías recibir es tu recompensa por ello. Característica principal: por nada del mundo le compres algo tú a él, si le adquieres hoy algún producto que venda a crédito, seguro mañana te llama recordándote que le debes, me imagino que ahí aplica aquel dicho de que “cada ladrón, juzga por su condición”, como él es “mala paga” seguro cree que todos lo son.
Mi bello genio: debe su nombre a que “no pueden frotar una botella porque aparece”; si un grupo de amigos (obviamente conocidos de él) se reúnen a tomarse uno tragos, “casualmente” él llega al sitio, presentándose con alguna historia llamativa, uniéndose en la conversación de forma tal que en un momento termina repartiendo las rondas. Si se acaba la bebida y el grupo quiere seguir, cuando toque hacer la colecta para comprar más, muy sutilmente se despide. Otra forma en que el “bello genio” hace su aparición es en salidas grupales (le gusta mezclarse), bien sea a una casa o a un club, será lo suficientemente carismático para terminar yéndose con el que tiene carro, si ninguno tiene, entonces se colará en el taxi (que se supone pagarán entre todos), pero él dirá “oye disculpa pero es que ando corto de dinero, después te lo pago”, y luego lo ves en el sitio pegado a la barra gastando lo que tú le ahorraste del taxi; puede que pase al contrario que al irse no colabore con el transporte de regreso porque “se lo gastó todo”. Característica principal: nunca le brinda a nadie, pero siempre es brindado por todos, le encanta una “cola” y siempre pone cara de borrego a medio morir cuando no queda otra que pagar un taxi, lo más seguro es que aparte de eso se lleve a la novia así que serán dos puestos los que habrá que costear y otra garganta que saciar.
El pedigüeño: éste “mata sus antojos” gracias a ti, es ese que llega en el justo momento en que estás degustando el último cuadrito de un divino chocolate que tenías semanas queriendo disfrutar a tus anchas, sólo para pedírtelo, todo lo que comas lo querrá comer él. Otra versión del pedigüeño es muy conocida, aquel que pide favores para cada movimiento que necesite hacer, siempre espera que los demás le hagan lo que por ley le corresponde a él, sin ningún tipo de reparo, ni vergüenza, ni remordimiento, fácilmente le puede achacar sus responsabilidades a cualquier incauto. Característica principal: ni creas que cuando se compre una comida deliciosa por gusto, la compartirá contigo (¡jamás!), y mucho menos esperes que esté tan dispuesto para hacerte un favor cuando realmente necesites, así como no es de fiar, no es de contar.
            En conclusión, nunca tuvieron tanto significado aquellos dichos populares que rezan “todo mala paga le gusta cobrar”, “todo pedilón es pichirre”, “al que le gusta pedir prestado, no le gusta prestar”, en pocas palabras, al que le encanta recibir no le agrada dar, es por ello, que son ese tipo de personas con las que debemos practicar aquel arte de decir “NO”, el cual puede sonar fácil, pero a veces resulta muy difícil, en especial con estos especímenes tan manipuladores que se aprovechan de tu buena fe y cuando no puedes ayudarles te harán sentir como un miserable, así tengas razones de peso. Pero nada en esta vida es imposible, por lo que ahora podremos reconocerlos, eso puede ser un muy buen primer paso.

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